Según la Superintendencia de Salud, en 2022 Chile gastó más de 2, 6 billones de pesos en licencias médicas. Si bien la cifra es astronómica, lo más alarmante es que casi el 30% de ellas corresponde a diagnósticos de salud mental.

Sin duda la crisis desatada por la pandemia, no sólo fue económica. El aumento en los índices de estrés, depresión, sedentarismo y sobrepeso, levantó la alerta mundial sobre el bienestar humano. Según la OMS, de 4 muertes en el mundo, 3 de ellas derivan de nuestra forma de vivir. En ese contexto, el bienestar se transforma en una problemática ética que debemos analizar desde diversos enfoques.

Cuando hablamos de estar bien, no podemos olvidar que se trata de la vida de las personas, las que pasan gran parte del tiempo en sus lugares de trabajo, y por tanto las empresas y las organizaciones, si tienen un papel fundamental en el cómo estamos o podemos vivir mejor.

El Wellness Corporativo es un concepto abordado hace un tiempo en Chile. Sin embargo, dado el escenario que afecta la salud de las personas y la productividad de los negocios, es importante que las empresas re-enfoquen sus esfuerzos en cuanto a beneficios y sean capaces de vincular cómo el bienestar, el ejercicio y la calidad de vida de sus equipos se relaciona directamente a sus resultados. Los negocios están frente a un gran desafío, pero también a una tremenda oportunidad de generar bienestar para sus colaboradores, y a la vez, mejorar las altas cifras de ausencia laboral, rotación y atracción de talento.

No olvidemos que hay una nueva generación de profesionales que, al evaluar sus oportunidades laborales, no solo considera la remuneración como factor determinante en sus decisiones, sino que cada día más exigen empresas con un propósito corporativo definido, que sea visible y concreto en una escala de incentivos, y factores como la flexibilidad laboral, son esenciales, porque el cómo gestionamos nuestro tiempo, también ha sido herencia de la pandemia.
Las empresas de vanguardia se están haciendo cargo de estos aspectos, invirtiendo en capacitaciones que fomenten el trabajo colaborativo y la comunicación, pero ¿qué están haciendo concretamente en materia de bienestar físico?

En la actualidad más del 85% de las personas, no hace ningún tipo de actividad física, que según recomendaciones de la OMS, deberían ser al menos 150 a 300 minutos por semana. De ese modo, el sedentarismo se transforma en un gran obstáculo para las empresas, porque el bienestar mental y emocional, está totalmente ligado al bienestar del cuerpo.

Relacionar el impacto del ejercicio en la mejora de la productividad, es primordial. diversos estudios dan cuenta de los beneficios económicos que tiene la actividad física, deporte y otras dinámicas lúdicas – sociales al interior de las organizaciones. Un primer acercamiento nos muestra cómo estas acciones disminuyen los índices de licencias asociadas al estrés y a lesiones músculo – esqueléticas que generan numerosos gastos, pero también mejora el cumplimiento de objetivos, ya que la actividad física aumenta la concentración, permite una mejor planificación y según los últimos estudios de neurociencias del bienestar, promueve una mejor predisposición al cambio.

El futuro que anhelamos comienza hoy, por ello debemos comenzar con pequeños cambios que tendrán un gran impacto en nuestro bienestar,  algunos consejos simples respecto del movimiento, si pasas mucho tiempo sentado trata cada 45 minutos en ponerte de pie, de todas maneras puedes seguir trabajando, puedes tener una mesa alta para ayudarte en este tema, es recomendado salir a comprar,  subir escaleras,  movilizarse en bicicleta,  metro o caminar,  esto ya tiene impacto positivo en nuestra salud, antes de dormir evitar la tecnología para tener un sueño reparador y por la mañana levantarse con tranquilidad,  así aprovechamos de estirarnos  y despertar de la mejor manera,  y en el día estar conscientes de nuestra respiración, postura y  elongar, sobre todo cuando estemos cansados y estresados, y como recomendación complementaria nutrición saludable y beber agua, esto nos mantiene activos, despiertos, concentrados y con la mejor predisposición.

Más que dar recetas de cómo estar bien a los demás, debemos inspirar con el ejemplo  y  cuidarnos, partir por uno mismo, es hora de pasar a la acción y es ahí donde la colaboración, la escucha activa y un entendimiento sistémico de las problemáticas que se viven en el mundo del trabajo, permitirán ambientes laborales que generan un mejor vivir y a la vez, aseguran retorno económico a toda la organización.